Nacido en Francia, en Manosque en enero de 1713, este religioso jesuita y teórico de la arquitectura es considerado el padre del naturalismo en la arquitectura.
Al abate Marc Antoine Laugier se le conoce fundamentalmente por escribir su “ensayo sobre arquitectura” publicado por primera vez de modo anónimo en 1753, y en 1755 revisado y con el nombre del autor, incluyendo la ilustración de la Cabaña primitiva que le llevará a ser conocido a nivel mundial.
El afán de Laugier era diseñar una arquitectura totalmente acorde a la razón dedicándose a examinar las teorías arquitectónicas ya existentes creando una lista de errores a evitar que incluye las columnas, el entablamento y los frontones. De este modo pretende hacer desaparecer la separación existente entre estructura y decoración para que sólo permanezca lo que él considera verdadera arquitectura, esto es, una arquitectura siempre respetuosa con la ley natural y relacionada con la simetría clásica, es decir, integrando las partes del edificio con las del orden arquitectónico.
“Yo querría persuadir a todo el mundo de una verdad que creo muy cierta: que las partes de un orden arquitectónico son las partes mismas del edificio. Deben, pues, emplearse de modo que no sólo decoren el edificio, sino que lo constituyan. La existencia del edificio debe depender de tal manera de su unión que no pueda suprimirse ni una sola de estas partes sin que el edificio se derrumbe.”
Tuvo cierta fama desde sus sermones en Saint-Sulpice y Fontainebleau en su época de Jesuita, aumentada además por el apoyo del rey, pero fueron sus provocadores estudios y sus polémicas proposiciones lo que le supusieron la obtención de una notable repercusión en Francia que hizo que sus ideas influyeran apreciablemente en los nuevos esquemas de pensamiento de la teoría neoclásica.
